Formas de ahorrar gas

Además de considerar las ayudas gubernamentales, es importante tener en cuenta las posibles estrategias para reducir el consumo doméstico de gas y electricidad con el fin de enmascarar en cierta medida los aumentos en el pago de las facturas.

Según el 11º Índice de Eficiencia Energética en el Hogar, se podría ahorrar una cantidad sustancial de hasta el 27,4% del total. 

De acuerdo con la empresa de gas Naturgy, estas son algunas recomendaciones para ahorrar el gas:

Bajar la temperatura de la fuente de calor

El primer paso, y el más importante, es considerar la calefacción a una temperatura confortable. Es decir, aunque no es necesario ir en manga corta como si fuera verano, tampoco es necesario pasar frío dentro de casa. Se suele considerar que 20 ºC es la temperatura ideal para que una habitación resulte confortable.

Además, debe haber espacio alrededor de las fuentes de calor (estufas, radiadores, etc.). El calor puede quedar bloqueado en su interior y no llegar a las esquinas u otras zonas más alejadas si están rodeadas de muebles u otros objetos.

Utilizar termostatos inteligentes

Dado que pueden programarse para encenderse y apagarse a horas concretas, además de controlar la temperatura ambiente, los termostatos inteligentes pueden ser una inversión inteligente.

La mayoría de los aparatos actuales disponen también de Wi-Fi, lo que permite manejarlos a distancia desde cualquier lugar mediante un smartphone. Así, si por algún motivo se retrasa el regreso a casa, es factible apagar la calefacción (aunque se esté lejos) o encenderla solo antes de volver a casa para evitar un gasto excesivo.

Asegúrese de realizar un mantenimiento correcto de sus radiadores

Hay cuatro actividades fundamentales de mantenimiento de los radiadores que conviene recordar porque descuidarlas puede aumentar mucho su consumo y, por tanto, su coste y disminuir su eficacia.

Las siguientes actividades básicas de mantenimiento incluyen comprobar si hay posibles fugas de agua en el equipo, purgar los circuitos para eliminar cualquier resto de aire, comprobar la presión del agua y asegurarse de que las juntas de los tapones están secas (y sustituir los tapones si es necesario).

Utilice agua caliente o fría en el fregadero y la lavadora

El agua caliente es necesaria para limpiar en varias circunstancias. Por ejemplo, al limpiar ollas y sartenes (el agua caliente elimina la grasa y hace que el lavado sea más eficaz) o al añadir sábanas y toallas a la colada (los ácaros y otros microorganismos mueren cuando se someten a temperaturas superiores a 60 ºC).

Sin embargo, el resto de la ropa no suele necesitar agua caliente en la lavadora, ni la vajilla agua casi hirviendo. Mantenerlos a la temperatura adecuada también ahorra mucha energía, ya que se trata de tareas domésticas habituales.

Tenga cuidado al preparar los alimentos

Es preferible utilizar el microondas en lugar del horno siempre que sea posible, porque es más económico y ahorra tiempo. Si tiene el horno encendido, procure no abrirlo mientras cocina (para evitar pérdidas de calor) y apáguelo un poco antes de que el proceso de cocción esté a punto de terminar, para aprovechar el "calor residual".

Sin embargo, el horno también puede utilizarse como fuente de calor en ocasiones. Es factible evitar el uso de hornillos u otras fuentes de calor si se permanece en la cocina e incluso se come o cena allí.

Adaptar la llama del quemador al tamaño del recipiente colocado encima (ya que el fuego que se escapa por los lados del recipiente es un gasto innecesario) y tapar ollas y sartenes para maximizar el calor cuando la receta lo requiera son otros dos consejos útiles para cocinar.